martes, 4 de diciembre de 2012

Suelto en la oscuridad de la ciudad.

Con suavidad abro la puerta, salgo con cautela y contengo el vapor de mi aliento entre mis dos manos, como si fuera una vasija para contener melancolías. Salgo silencioso, como un felino con el corazón suelto en la oscuridad de la ciudad y con exageración veo como el loco se emborracha y el tonto ni siquiera sorbe una gota.


Cuando amanece, luego del sermón de la lluvia, la bruma se apodera de la ciudad y me empuja con pocas ganas de vuelta a casa –Vete ya− dice, pero el desgano me vence y con la lentitud de mis pasos, fijo mis ojos en el borde de los techos y me doy cuenta como las gotas se suspenden en el filo de los tejados, resignadas, condicionadas al tiempo, que saben que de todas maneras caerán contra la dureza del piso y la importancia del no ser.

¿Quiénes, cómo, cuándo, por qué?

−Cada uno para sí, cada uno para su propia causa. Pienso, egoísta, en voz alta, intimidado.

−¿Los otros? ¿Los demás? ¿Todos? Me dice una sensación que nace desde mi interior y no reconozco.

Tal parece que son momentos de resentimiento que buscan el pan del que solamente vive el hombre.

El felino contrae sus garras. El aire se llena de fría escarcha que en silencio atraviesa todos sus nervios.

Desearía volver sobre el lago, dónde quizás aún floten mis sueños.

Porque la ciudad de esta manera es un desconsuelo.

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martes, 16 de octubre de 2012

Delirio sabe gritar.

Traspasé de prisa la noche, para no morirme de aburrimiento que por causa de una vida tan ordinaria me ha resultado tan fatal que no deja de angustiarme. Tampoco sería capaz de suicidarme. Sólo hombres con el criterio más desarrollado tendrían la osadía de hacerlo. Ja.

La barba me crece por culpa de la pereza y hace que me vea doblemente miserable, y además  Delirio, con buena voluntad me dice:

−Ey muchacho qué sucede.− Yo giro la mirada para adelante o para atrás, no estoy seguro, pero no sé de qué habla.

−Ey gusano, qué sucede!− Vuelve a gritarme, y yo vuelvo a ignorarlo porque no sé de qué demonios habla.

El desvelo de la noche anterior no me permite recordarlo, o el olvido de esta mañana, no lo tengo claro otra vez, sin embargo mi instinto sabe que la gente que se junta vuelve a separarse y lo sigo ignorando.

−Ey! – me dice.− Y yo vuelvo hacia él, (Delirio) y de pronto arroja sobre mí un leve papel que arrugó dentro su puño. Yo caigo con la sorpresa, con todo el peso sobre mi hombro que en seguida se disloca y todos mis fantasmas se alborotan, incluso ellos se espantan. Uno de ellos me jala del brazo que no me sirve y me dice “no vale caerse acá” Me reincorporo no sé ya para qué.

Pero hay finales tristes.

−El delirio no te deja nacer de nuevo.−Me dice ella casi muerta y melancólica, en otra realidad.

−Entonces nada justifica mi presencia en este mundo. Ni siquiera tu pregunta. −Le digo inseguro.

−No te diré.− Responde ojalá no hasta desaparecer.

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jueves, 7 de junio de 2012

Drama, tu alma será feliz.

En junio (mes terrible) cíclicamente el Inca Pacha Kutiy Inqa Yupanqui descuartiza a su hermano Inqa Urco, mientras por entre sus dedos se le desliza lentamente un helado de freza, que en seguida se lleva a la boca.

La siniestra multitud se llena las vejigas de un líquido dorado que maravilla sus cerebros. En el otro extremo el tren silva en exacta sincronía con la uretra del Gran Wiracocha, que llora por sus hijos, por el uno victimario y por el otro favorito cuyos nervios no pudieron resistir. La ciudad se hace pestilente.

Ruge el canto de los motores de los carros a lo lejos, ruge también el frío amenazando la voluntad ignota de la gente, pero ellos como bien sabemos no saben nada de nada, ni siquiera del polvo.

Un hombre se contrae en posición fetal y aguanta los golpes del Inqa Pacha Kutiy furioso, babeando una resina blanquecina entre las comisuras de su boca. Insomnia para ayudar al hombre, grita: ¡Basta! Y la multitud responde: ¡Que alguien lance la primera piedra! Entonces el Inqa triste y furioso sin mirarle suelta la primera piedra, fue así que la multitud desapareció al hombre y construyó un monumento.

Fue así que desaparecí. Por gracia del Karma.

domingo, 13 de mayo de 2012

De Hombres, Polillas y Aviones.

Una polilla sacude el polvo de sus alas sobre la cama, casi puedo sentir su impotencia en la violenta y frenética manera de mover sus frustraciones que evitan elevarse  con suavidad. En el constante intento de incendiarse se aproxima al borde de la cama, yo supongo que es como estar a la orilla del abismo y si sus ganas no se encienden, caerá; pero su intensidad no es tan grave. No es como yo quisiera. Cae con todo el peso que no tiene y por eso esta vez flota en el aire sin esfuerzo (como los ojos de alguien que no sé si en realidad respira) casi también como las palabras que se deshacen en mí.
En alguna ciudad del mundo inauguran un nuevo aeropuerto, avisa la Tv, como si me importara, pero me gusta soñar con aviones y ver polillas, ligeras como un leve suspiro, sobre todo cuando la ciudad ya es tarde y me aleja del insomnio, de la idea persistente que se repite en mi cabeza sin parar. De pronto, la calle se hace violeta, asomo la cabeza por la ventana y un hombre con una capucha en la cabeza y un puñal en la mano le grita a otro.
Te voy a matar de tanta insistencia. Como si esas palabras no le pertenecieran.
Y ambos se miran fijamente a los ojos y con los brazos abiertos, como dos animales que le danzan a la noche,y al peligro, y a la emoción pero luego se van en silencio mientras sus dedos juegan con sus puñales.
Ya estoy dentro de la habitación de nuevo, la polilla es un aire que se contiene alrededor de la luz, insaciablemente; gira y gira sobre la fuente.


Como yo que ahora mismo voy a soñar con aviones otra vez.
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jueves, 3 de mayo de 2012

El ültimo Día Del Maravilloso Error

Volví de un lugar del que jamás creí lograría salir porque nunca estuve ahí con el valor integro dela contradicción. Dos cúmulos de sangre roja-negra atraviesan mis pulmones y por mi boca brotan como dos frescas flores que crecen con el agobio de la negación (tú no existes).


−Todos tenemos sólo recuerdos, luego éstos se convierten en pensamientos que giran y giran y se agrandan en la cabeza y pesan aún más. − me dice una voz, en silencio y a oscuras.

Y como yo sé que ella habita la locura y yo el vacío le respondo:

−Quiero verte− Entonces ella infla su ego de un aire toxico, de desprecio a si misma y anomalía que casi le permito llenar mi vacío. “Yo soy así” se repite a sí misma en voz tal alta sin que a nadie le importe.

Esa voz es incongruente, esa palabra, incongruente, significa que no se corresponde ni con algo y menos con ella misma. Pero a pesar se mueve con el viento y sus necesidades, es decir la compañía de subnormales y yo me pongo lentito al final de esa breve cortesía, para luego rechazarla.

−No hablo de mí. –Ruge la voz, furiosa.

Pero aun así, aunque esconda su sombra, muestra todo de sí, incluso el coagulo que la contiene casi un mes y no admite cambios.

−¡Ey! La vida se va rápido nos supera siempre.−Respira el tipo raro muy bajito como quién no da importancia, mientras se corta los brazos.

“Es inútil el combate” me digo sin abrir la boca, salgo, jalo la puerta y me voy.

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miércoles, 8 de febrero de 2012

Teoría del Adios.

La siguiente jugada es sobre una enorme hoja de papel en blanco difícil de llenar; sobre todo en esta noche también difícil de llenar, noche húmeda y fría. Lo peor es que el tiempo avanza a una velocidad constante: 40.3 Kb/s sin soltarme los pies y la neblina se asoma curiosa por la esquina, como si me trajera sin temor el lado hueco del pecho, esa parte del cuerpo dónde sólo habitan voces y fantasmas, pero yo, irresponsable ante tan grave sensación, le doy la bienvenida resignado, sin que las luces de los postes me ayuden, y le pregunto: de dónde viene.

−Los nervios nos delatan constantemente−. Me dijo la neblina sin poder tocarme y yo sin poder respirarla.

La noche es oscura y permanente por dentro, pero afuera se hace densa y se llena de luz y hace girar nuestros sentimientos.

El papel se convierte en un interminable desierto circular sin principio ni final y en cada paso pierdo una estrategia y pierdo con ello un muerto que me deshabita.

− ¡Qué tonto eres!− Repite mil veces el desierto.

Y se aleja lentamente, con seguridad, tal vez hasta desaparecer.

Otra vez estoy despierto.




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jueves, 26 de enero de 2012

Enésimo Intento de Escape

Una oruga se arrastra lentamente en mi habitación y mi habitación sólo existe en mi interior. Un demonio llama a otro demonio y juntos acechan por la ventana la parte suave de mis sueños que me cuida del zumbar constante de la locura, pero a la vez ese zumbar despierta mis pesadillas también constantes. No es como una oruga que inventé, atrapada en una cajita de fósforos, sino como un ser extraño, monstruoso, sin forma, con nombre de oruga, uno diferente a las orugas que habita en cada uno de nosotros, éste sólo tiene nombre de oruga y me atrapa en un cumulo de luces nuevas que se proyectan desde el televisor.

A estas alturas oigo el sonido de la escarcha que cae y no siento la gravedad.

−Afuera no hay nadie, ni nada−. Grita como si fuera una orden, el cumulo absurdo de luz. En esta noche que no es libre, que está enjaulada en la fina lluvia de alfileres y la bruma desesperada de la soledad.

–Es que así se vive mejor. Dice otra voz.

−Ya duérmete, me dice la habitación y su eco resuena en espiral hasta mis miedos.

Me pongo de cuclillas y otra vez me mantengo despierto hasta hoy que es otro día, en el mismo lugar en esta habitación que sólo existe en mí.


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